¿Cómo daña el calor el sistema de frenos de un automóvil?

El abrasador sol del verano puede pasar factura a muchas cosas. Es decir, nos hace sentir cómodos en el sofá y no nos da ganas de salir hasta altas horas de la madrugada. Pero, ¿qué pasa con esta cuestión en relación al coche, el calor daña el sistema de frenos? ¿Quieres estar al día de todo sobre este tema? Entonces, ¡vamos!

calor danifica o sistema de frenagem

Sabemos que con el tiempo el sol empezará a desteñir la pintura y dañar las ventanas, y eso sólo en el exterior. El calor también calienta los componentes de goma y plástico del interior. Y de todas estas cosas que se ven afectadas por el sol, ¿alguna vez has pensado que el calor afecta a tus frenos?

Frenos y calefacción, ¿cuál es la conexión?

Porque, efectivamente, el calor es un gran enemigo de los frenos de los coches. El calor se crea naturalmente por la fricción al frenar, y si a esto le sumamos las temperaturas ambiente más altas de lo normal en verano, puede causar estragos en los frenos.

Afortunadamente, los fabricantes llevan años mejorando las pastillas de freno para hacerlas más resistentes al calor provocado por la fricción y la temperatura. Como curiosidad, en un coche medio los discos de freno pueden alcanzar los 150°C, y más de 250°C en vehículos más pesados.

Con el tiempo, el calor generado por la fricción puede provocar el desgaste de los componentes del freno. Sin embargo, el calor extremo dentro del sistema de frenos es un problema. 

Si los frenos se sobrecalientan gravemente y no pueden enfriarse, el calor daña el sistema de frenos. 

Con el calor adicional provocado por el verano, la posibilidad de que fallen los componentes aumenta considerablemente. 

Además, si los componentes no son de buena calidad, es posible que no haya suficiente material para disipar el calor adecuadamente.

¿Por qué el calor daña el sistema de frenos?

Cuando el calor se acumula, el líquido de frenos puede comenzar a hervir, lo que reduce la potencia de frenado y crea la sensación conocida como "no se detiene". 

Cuando la temperatura es elevada, por encima de 30 °C, la capacidad de refrigeración de los discos y pastillas de freno disminuye proporcionalmente, lo que también se aplica al líquido. 

En este sentido, cabe destacar que la disipación del calor es más difícil en verano y los discos pueden incluso deformarse, al igual que el líquido de frenos puede hervir.

Así, a altas temperaturas, los frenos pueden sobrecalentarse debido al rozamiento contra el disco. En este sentido, si tras una ola de calor o durante las altas temperaturas del verano notamos síntomas.

Si al frenar se producen ruidos o vibraciones, el pedal del freno se hunde, está demasiado duro o pierde potencia de frenada, debemos hacer revisar el sistema de frenos lo antes posible. 

Por lo tanto, asegúrese siempre de que sus frenos estén en las mejores condiciones posibles mediante inspecciones de rutina y mantenimiento regular.

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